Escritora | Correctora | Mentora creativa
Creo en el trabajo artesanal de las palabras
Nací en Mar del Plata, una ciudad costera ubicada en Argentina.
Sería precioso contar que, además de estar rodeada del mar atlántico, estaba rodeada de libros, pero lo cierto es que no.
En palabras de una niña de diez años, yo "odiaba leer". Mis padres habían intentado inculcarme el hábito, pero a mí sencillamente no me convencía: pensaba que era aburrido y que carecía de utilidad.
A los doce años, se atravesó en mi vida una saga que iba a marcarme (y cambiarme) para siempre. Ya no me parecía suficiente ver las películas, necesitaba saber más, quería empaparme de los detalles que se escapaban en la pantalla grande. Y además, ¿cómo se suponía que esperara año tras año para el lanzamiento de las películas que aún no habían comenzado a rodarse?
Tenía que leer los libros.
Cuando empecé, no pude parar. Nadie podía creerlo, ni siquiera yo. Había pasado de no querer que un libro me rozara, a devorar 500 páginas en quince días. ¿Cómo había perdido doce años de mi vida sin esa maravilla que me desconectaba del mundo y me invitaba a otro mucho más fantástico?
Por supuesto, eventualmente (ese mismo año) terminé de leer todos los libros de la saga. Y entonces me hice la pregunta más importante de toda mi vida:
¿Y si yo pudiera darle un final diferente?
Eso lo cambió todo para siempre.
A partir de ese momento, descubrí que quería dedicarme a escribir.
No supe inmediatamente cómo iba a conseguirlo, y tampoco me lo pregunté. Lo tomé como un entretenimiento diario: esperaba ansiosa el momento en el que tuviera la calma suficiente para tomar papel y lápiz, y dejar fluir la enorme cantidad de ideas que se enlazaban unas con otras. Llegó un punto donde la información era tanta que mis dedos no dieron a basto: eran demasiado lentos para el animado flujo de pensamiento que experimentaba, así que comencé a escribir en computadora. Desde entonces, (casi) no me detuve.
Cuando cumplí la mayoría de edad, tuve que transformar ese deseo en algo tangible. A distancia, dediqué cuatro años a capacitarme con excelentes profesionales de la lengua. Primero, en la Escuela de Escritores (España), me instruí en la escritura creativa para encontrar las técnicas que pudieran potenciar aquello que yo quería decir, de la manera en que quería decirlo. En la misma institución, continué mis estudios de narrativa con un Máster en Novela.
Y entonces, la vida.
Atravesé uno de los bloqueos creativos más grandes que había experimentado en la vida. Incluso me cuestioné si la escritura era para mí, pero recibí una contrapregunta: ¿Yo seré para la escritura?
Llegada a ese punto, había escrito la mitad de mi vida. No me imaginaba haciendo otra cosa, y tampoco quería, pero las voces (aquel grupo conocido como "síndrome del impostor") me gritaban que no era mi lugar. Así que, hasta que tuviera todas las respuestas, decidí parar.
Hace algún tiempo, consideraba esa brecha como un error. Hoy sé que fue un camino absolutamente necesario para la bifurcación que me consolidó como una artista capacitada:
Por un lado, obtuve la experiencia de la página en blanco, del síndrome del impostor, de los personajes planos, de la escaleta sin sentido, de la trama "que se parece a todo", que la falta de identidad, de la ausencia de voz propia y, finalmente, del "no sirvo para esto". Y no solo me recuperé, sino que me encontré.
Mis mentorías no hablan solo desde la teoría, sino desde la experiencia de alguien que estuvo (muchas veces) en tus zapatos.
Por el otro, me afiancé en el área de la gramática, la sintaxis y el uso correcto de la normativa de la lengua española. Durante otros tres años, estudié y me capacité en el Instituto de Letras Eduardo Mallea hasta graduarme como técnica superior en la corrección de textos.
Mis correcciones no son ajenas al mundo literario: identifico fallas y mejorías con ojos de correctora y de escritora. Sé lo que puede funcionar y lo que no, y la mejor parte: tu estilo no se toca.
Corrección integral y literaria para la segunda edición aumentada de Ahlaam: Despierta del sueño.
Mentorías creativas.
Fragmentos descarnados.
Corrección integral de Silencio que grita.
El Gabinete del Orfebre
No creo en las fórmulas. No creo en los "5 pasos para escribir un bestseller" ni en las estructuras rígidas que prometen resultados rápidos. Creo en el trabajo profundo, en la paciencia, en el respeto por el proceso creativo de cada escritor.
Mi trabajo no es decirte cómo escribir. Es ayudarte a descubrir cómo escribís vos. A identificar lo que funciona en tu texto y lo que necesita pulirse. A darte las herramientas para que tu voz brille sin imposturas.
Trabajo con escritores que valoran la profundidad por sobre la velocidad. Que entienden que escribir bien no es escribir rápido, sino escribir con intención. Que rechazan las fórmulas y buscan autenticidad.
Si eso te resuena, estamos en la misma sintonía.